El contingente español desplegado en las bases de Herat y Qala-e-Naw llevó a cabo un despliegue de sus medios aéreos para proporcionar protección a las Fuerzas de Seguridad afganas mientras realizaban actividades de abastecimiento en diversos puestos de observación situados en la zona de Morichack, cerca de la frontera con Turkmenistán.La operación, ordenada por el Mando Regional Oeste, respondía a una petición de apoyo solicitada por las Fuerzas de Seguridad afganas, cuyos puestos de observación guarnecidos por la Policía de Fronteras, fueron sometidos en los últimos días a un fuerte hostigamiento por parte de la insurgencia y precisaban ser reforzados con personal, así como con un reabastecimiento de víveres, agua y munición y la evacuación de un herido.En una primera fase de la operación se realizó un despliegue de medios aéreos con los helicópteros de ataque "Tigre" y helicópteros de transporte y apoyo "Chinook" y "Cougar" desde la Base de Apoyo Avanzado (FSB) de Herat hasta el aeródromo de Qala-e-Naw, y así mismo se activó una unidad de maniobra como Fuerza de Reacción Rápida (QRF) dispuesta por si fuera necesaria su intervención.En la segunda fase, los helicópteros de ataque "Tigre" y los helicópteros "Cougar", en unión de helicópteros afganos "MI-17" se desplazaron hasta la zona de Morichack. La llegada de los helicópteros precipitó el cese de los hostigamientos a las fuerzas afganas en la zona, por lo que se pudo llevar a cabo el aprovisionamiento y refuerzo de los puestos de observación y la evacuación del herido mientras los helicópteros españoles se mantenían en vuelo proporcionando protección. Mientras tanto, en el aeródromo de Qala-e-Naw, permanecieron los helicópteros "Chinook" preparados para transportar la QRF si fuera necesario.La operación concluyó con el regreso de todos los aparatos a Qala-e-Naw y el posterior repliegue de todos ellos a su base en la FSB de Herat.La Fuerza española destacada en Afganistán, sigue respondiendo a su compromiso en las operaciones de ISAF y manteniendo el apoyo y asesoramiento a las Fuerzas de Seguridad afganas de modo que se pueda seguir avanzando en el proceso de transferencia de la responsabilidad del liderazgo de la seguridad en la provincia de Badghis.
The ITL MARS (Multi-purpose Aiming Reflex Sight) is a gun sight that combines two sighting devices, a reflex sight and a laser sight, as well as a backup iron sight. It is designed and produced by ITL Optronics company, based in Israel. The laser may be either visible or infrared and can be activated as need via a pressure switch. It has been purchased by a number of forces including the U.S. military for its M16 series weapons, Israel for its IMI Tavor TAR-21 rifle,India (locally manufactured under license as raptor sight) for its INSAS rifle, as well as other commercial customers.
Fernando Cancio / Javier Fdez-Largo - Enviados especiales. En la base de Herat, en una explanada bautizada como «España 1», aguardan decenas de vehículos y contenedores. Han llegado desde Qala i Naw y esperan a ser enviados a España. Es la confirmación más clara de que el repliegue de las tropas españolas y su material es una realidad. Pero hasta que el material llega a ese improvisado aparcamiento, en el que se agolpan blindados «RG-31» o «Lince», hay un largo –y peligroso– camino que recorrer.Todo comienza en la base «Ruy González de Clavijo», donde la Unidad Logística (ULOG) es la encargada de preparar los diferentes contenedores que se enviarán a Herat. Éstos viajarán junto a numerosos vehículos por un camino de 170 kilómetros que tarda en completarse unas 17 horas y que incluye el temido paso de Sabzak.Allí, en Qala i Naw, el encargado de preparar todo es el comandante Landaburu, que ha de organizar y clasificar todo el material que ya no es de utilidad. Una vez completado este trámite, el caos llega a Herat.Laborioso trabajo en equipoEn lo que se refiere a los contenedores, pasarán directamente a la citada explanada, pues ya han sido desinfectados y fiscalizados en su destino de salida, pero los vehículos son el gran quebradero de cabeza y es cuando las calculadoras entran en juego. Hay que aprovechar al máximo la carga que irá en los aviones, algo que controla el teniente coronel Juan Manuel Pérez, jefe de las Unidades Logísticas de Qala i Naw y de Herat. Su destacamento en esta base se ha visto reforzado en el último relevo debido al volumen de trabajo que se les avecina.En el caso de los blindados hay varias posibilidades. Por un lado, los «RG-31», por su tamaño, no pueden ser introducidos en un contenedor, por lo que saldrán de Afganistán a bordo de aviones de carga «Ilusyn» ucranianos, capaces de soportar el peso de hasta tres de ellos. Al igual que los contenedores, esperarán plaza en el avión en el parking.Pero hay otros vehículos, como los «Lince», que sí caben en un contenedor, una operación en la que entran en juego diferentes actores. Primero, los efectivos de la ULOG, que tardan cerca de dos horas en introducir cada blindado en su respectivo contenedor. Para evitar desperfectos, se protegen con cuatro grandes «airbags». Una vez introducido el vehículo entra en juego la Guardia Civil, encargada de fiscalizar la carga y certificar qué hay en el interior de cada contenedor. Una vez concluida esta burocracia, llega el siguiente actor: el equipo veterinario, dirigido por el teniente coronel Parra. Hay que desinfectar todos y cada uno de ellos para evitar que cualquier agente extraño llegue a España.El contenedor lleno de humo se cierra, se sella y se transporta, como el resto, a «España 1». Uno de los encargados de organizar esa improvisada zona de espera es el subteniente Víctor Cañadillas, jefe de la Unidad de Transportes de Herat, quien reconoce que «en seis meses hay que sacar lo que ha llegado en 11 años».A partir de ahora sólo queda esperar el momento del embarque en un vuelo. En cuanto haya plaza se trasladarán a la Terminal Aérea de Operaciones de Carga y Pasajeros (CATO, por sus siglas en inglés). Ya queda menos para el regreso a España. Eso sí, el capitán Eduardo De Aguiar, responsable del CATO, tiene claro que esta operación «es un reto».Un octubre muy ajetreadoEn los próximos meses, el repliegue se acelerará de una manera drástica. La base de Qala i Naw se transferirá en poco tiempo al Ejército afgano y los militares españoles se apresuran para que no se les acumule el trabajo. Tienen que dar salida lo más rápido posible a todo el material que ha de regresar a España, no sólo desde la base «Ruy González de Clavijo», sino también desde Herat, pues antes de que acabe el año el número de efectivos (con sus correspondientes equipos) se reducirá hasta los apenas 300. Prueba de ello es que sólo para el mes de octubre la Unidad Logística de Herat tiene que sacar de allí 240 contenedores en 20 días. Toda una prueba de fuego para los efectivos españoles en Afganistán.Para hacerse una idea del enorme volúmen de trabajo que tendrá que soportar el contingente español el próximo mes de octubre, desde mayo, cuando se produjo el último relevo en la unidad, han replegado un total de 102 piezas, entre contenedores y vehículos. En el anterior, por su parte, fueron un total de 54. Cifras ambas muy alejadas de las que les esperan a partir de ahora.Por este motivo, de los 175 efectivos que había el pasado mayo se ha pasado a los 217 que hay desplegados en la actualidad en la Unidad Logística de Herat. Trabajo tienen por delante.
Se les conoce fácilmente porque están negros como el tizón por pasar tantas horas bajo el sol, van sudados de tanto moverse, y muchos llevan una faja ancha de color negro para evitar lesiones en la espalda por levantar peso. Son los efectivos de la unidad logística del actual contingente español destinado en el noroeste de Afganistán, la ASPFOR XXXIII, que están haciendo posible el milagro del repliegue de las tropas españolas de la base militar de Qala-e-now, en la provincia de Badghis, tras ocho años de misión allí. "Parece que los contenedores se coloquen por arte de magia, pero conlleva mucho trabajo", el jefe de la unidad, el teniente coronel Juan Manuel Pérez, afirma en referencia a los contenedores de metal, similares al remolque de un camión, que se acumulan uno al lado del otro, perfectamente ordenados, en una explanada de la base militar de Herat. "¡Despacio, despacio!", gritan tres militares estirando de varias correas de sujeción, mientras otro eleva con una grúa un RG-31, uno de los blindados mastodónticos con protección anti minas, que las fuerzas españolas utilizan para moverse por Afganistán. Cada blindado pesa unas quince toneladas y media aproximadamente, y las tropas españolas tienen que transportar de vuelta a España unos 200 vehículos de ese tipo, según datos facilitados por los propios militares. Pero no sólo eso. También 24 vehículos ligeros, 83 camiones y máquinas, 10 helicópteros y aviones de transporte, 36 remolques, 234 contenedores con material diverso, y 112 palets de carga. Una locura. La unidad logística es la que hizo posible la misión de los efectivos españoles en Badghis desde 2005. Sin su trabajo, hubiera sido inviable que el resto del contingente hubiera llevado a cabo su cometido. Y ahora es la que también está haciendo realidad el regreso a casa. El material se trasladará a España por diferentes rutas. El más sensible y de mayor coste económico irá en vuelo directo desde la base aérea de Herat hasta la del Torrejón. La mayoría de vehículos se transportarán vía las repúblicas ex soviéticas de Azerbaiyán y Georgia. El teniente coronel Pérez calcula que todo el cargamento llegará a España antes de final de año, si no hay imprevistos y después de un trabajo ingente de sus efectivos, hecho en la sombra, dentro de las bases militares de Herat y Qala-e-now, donde en teoría no hay grandes riesgos, pero donde no se para. Se trabaja incesantemente desde primera hora de la mañana hasta casi el anochecer. Así durante seis meses que dura la misión.