La limitada defensa antiaérea del Ejército Portugués quiere cambiar, pero no va a ser fácil. Avances, carencias y retosEl Ejército de Tierra de Portugal ha dado muestras de querer avanzar, muy tímidamente aún, en materia de defensa antiaérea, una capacidad vital pero históricamente marginada dentro del marco doctrinal del Ejército. En la actualidad, Lisboa dota de una infra-capacidad en el terreno antiaéreo que resulta llamativamente pobre, y circunscrita a sistemas de corto alcance (VSHORAD, very short range air defence), y únicamente reforzada a través de un reciente contrato que, aunque relevante para lo que se disponía, continúa siendo modesto ante las crecientes amenazas aéreas en el panorama europeo.MANPADS operativosFIM ‑92 StingerHasta ahora, el único sistema antiaéreo portátil operativo es el FIM ‑92 Stinger, un MANPADS en servicio desde mediados del decenio de 1990, lo que da idea de su longevidad sin modernizaciones sustanciales, ni reposiciones, recambios o sistemas complementarios, como ahora veremos. El Ejército dispone de aproximadamente 40 lanzadores, empleados por el Regimiento de Artillería Antiaérea nº 1, el Regimiento de Paracaidistas y la unidad antiaérea de la Brigada Mecanizada. Sí es cierto que en 2021 se adquirieron nuevos misiles y miras térmicas, lo que refuerza levemente su capacidad de defensa de punto.Adquisiciones con cuentagotasEn octubre de 2024, Portugal firmó un contrato a través de la Agencia de Apoyo y Aprovisionamiento de la OTAN (NSPA) con la empresa Thales, para adquirir el sistema RapidRanger como base de una batería VSHORAD (Very Short Range Air Defence). El contrato comprende: 3 lanzadores móviles RapidRanger montados en vehículos blindados URO VAMTAC ST5, cada uno con 4 misiles, formando el núcleo inicial de una batería.El radar terrestre GroundMaster 200 (radar 3D AESA de medio alcance) junto al sistema de mando y control ControlView C2 (denominado por Thales como ControlMaster 200).Los misiles STARStreak (High Velocity Missile, HVM, con velocidad superior a Mach 3 y alcance de unos 6 km) y LMM (Lightweight Multirole Missile), este último con capacidad multirrol, velocidad supersónica y también en torno a 6 km. También se incluyen terminales portátiles para integrar el sistema Stinger existente y radios VHF Thales F@stnet HD.Posteriormente, Thales anunció este contrato con Portugal como el primer acuerdo europeo del programa ForceShield, señalando que se trataba de una solución integrada para VSHORAD, orientada a enfrentar amenazas a baja altitud como drones, helicópteros, misiles de crucero o aeronaves tácticas. Viendo desde dónde se venía, el contrato supuso un considerable impulso, pero sólo en el marco de iguales capacidades del corto alcance, lo que perpetúa las carencias absolutas en el medio y largo alcance.El paquete asciende a unos 39 millones de euros e incluye una batería VSHORAD completa, que se espera refuerce la protección de fuerzas en ejercicio, infraestructuras críticas y dotaciones desplegadas, pero poco más, dado que es imposible hablar de una verdadera capacidad para cubrir espacio aéreo de manera solvente con apenas 4 lanzadores.ÚLTIMAS NOTICIASEmpresas y Tecnología1 septiembre, 2025defensayseguridad.esLa modesta capacidad antiaérea del Ejército PortuguésLa limitada defensa antiaérea del Ejército Portugués quiere cambiar, pero no va a ser fácil. Avances, carencias y retos RAPIDRANGER de Thales. Portugal da pasos tímidosEl Ejército de Tierra de Portugal ha dado muestras de querer avanzar, muy tímidamente aún, en materia de defensa antiaérea, una capacidad vital pero históricamente marginada dentro del marco doctrinal del Ejército. En la actualidad, Lisboa dota de una infra-capacidad en el terreno antiaéreo que resulta llamativamente pobre, y circunscrita a sistemas de corto alcance (VSHORAD, very short range air defence), y únicamente reforzada a través de un reciente contrato que, aunque relevante para lo que se disponía, continúa siendo modesto ante las crecientes amenazas aéreas en el panorama europeo.MANPADS operativosFIM ‑92 StingerHasta ahora, el único sistema antiaéreo portátil operativo es el FIM ‑92 Stinger, un MANPADS en servicio desde mediados del decenio de 1990, lo que da idea de su longevidad sin modernizaciones sustanciales, ni reposiciones, recambios o sistemas complementarios, como ahora veremos. El Ejército dispone de aproximadamente 40 lanzadores, empleados por el Regimiento de Artillería Antiaérea nº 1, el Regimiento de Paracaidistas y la unidad antiaérea de la Brigada Mecanizada. Sí es cierto que en 2021 se adquirieron nuevos misiles y miras térmicas, lo que refuerza levemente su capacidad de defensa de punto.Adquisiciones con cuentagotasEn octubre de 2024, Portugal firmó un contrato a través de la Agencia de Apoyo y Aprovisionamiento de la OTAN (NSPA) con la empresa Thales, para adquirir el sistema RapidRanger como base de una batería VSHORAD (Very Short Range Air Defence). El contrato comprende: 3 lanzadores móviles RapidRanger montados en vehículos blindados URO VAMTAC ST5, cada uno con 4 misiles, formando el núcleo inicial de una batería.El radar terrestre GroundMaster 200 (radar 3D AESA de medio alcance) junto al sistema de mando y control ControlView C2 (denominado por Thales como ControlMaster 200).Los misiles STARStreak (High Velocity Missile, HVM, con velocidad superior a Mach 3 y alcance de unos 6 km) y LMM (Lightweight Multirole Missile), este último con capacidad multirrol, velocidad supersónica y también en torno a 6 km. También se incluyen terminales portátiles para integrar el sistema Stinger existente y radios VHF Thales F@stnet HD.Posteriormente, Thales anunció este contrato con Portugal como el primer acuerdo europeo del programa ForceShield, señalando que se trataba de una solución integrada para VSHORAD, orientada a enfrentar amenazas a baja altitud como drones, helicópteros, misiles de crucero o aeronaves tácticas. Viendo desde dónde se venía, el contrato supuso un considerable impulso, pero sólo en el marco de iguales capacidades del corto alcance, lo que perpetúa las carencias absolutas en el medio y largo alcance.El paquete asciende a unos 39 millones de euros e incluye una batería VSHORAD completa, que se espera refuerce la protección de fuerzas en ejercicio, infraestructuras críticas y dotaciones desplegadas, pero poco más, dado que es imposible hablar de una verdadera capacidad para cubrir espacio aéreo de manera solvente con apenas 4 lanzadores.El RapidRanger viene a apuntalar una capacidad, pero no a escalar hacia otros alcances. Foto: Thales Estudios y previsiones de ejercicio para sistemas de medio y largo alcanceEl desértico panorama de las capacidades sólidas en el medio y largo rango podría estar pronto a su fin. Fuentes oficiales informan que se ha previsto la incorporación, dentro del marco de la Ley de Programación Militar (LPM), de soluciones en ese sentido. En una entrevista de octubre de 2024, el Jefe del Estado‑Mayor del Ejército manifestó la intención de incluir sistemas de defensa aérea de medio alcance en futuros programas presupuestarios, aunque no se habló de sistemas concretos. Sí que pareció comenzar a definirse algo más la intención del Ejército cuando, en febrero de 2025, Portugal se adhirió a la Iniciativa European Sky Shield Initiative (ESSI), que contempla la adquisición conjunta de sistemas como el IRIS‑T SLM para la defensa antiaérea de medio alcance. El paso normal que dicta el sentido común sería, por tanto, la incorporación de estos sistemas que ofrezcan rango medio.Pese a estos tímidos avances, la defensa antiaérea del Ejército de Tierra portugués sigue siendo pobre, esencialmente basada en el corto alcance, centrada en MANPADS y en una nueva batería VSHORAD, aún en formación, y sin soluciones para amenazas más allá de unos pocos kilómetros. La adquisición del sistema RapidRanger y su integración bajo el paraguas ForceShield representarán un avance significativo, notable, pero a todas luces insuficiente frente a los desafíos modernos, como drones avanzados e incursiones a media altitud, que suponen desafíos mucho mayores de lo que podría enfrentar ahora mismo el Exército.El hecho de prever sistemas de medio alcance como el IRIS‑T SLM ofrece un horizonte positivo, un atisbo de luz, pero se mantiene en el terreno de la planificación, sin dotación presupuestaria y con los estudios que lo justifiquen aún en el terreno del anonimato. Más aún, la ejecución efectiva de esos planes, aún lejos en el tiempo, dependerá del cumplimiento presupuestario y del grado de compromiso con la interoperabilidad NATO‑UE.El Ejército Portugués ha dado pasos modestos en la modernización de sus capacidades antiaéreas, pero no observamos un estudio serio y una planificación ambiciosa para solventar unas carencias largamente sufridas. La incorporación del sistema RapidRanger/ForceShield supondrá un hito notable, pero sigue condicionada a corto alcance y en número limitado, incapaz de dar una cobertura creíble y amplia. Los MANPADS siguen siendo la espina dorsal de su defensa puntual, porque el tránsito hacia una defensa antiaérea media/larga requiere voluntad política, recursos decididos y un enfoque integrado industrial internacional, ya que no se dispone de capacidades propias que permitan aportar en este selecto apartado de la tecnología. El equilibrio entre capacidades, alianzas y amenazas determinará el éxito futuro de una modernización que, hasta ahora, avanza prudente, quizás demasiado.