Portugal es un Estado, un Pueblo, una Nación. Y cuidadín si algún ciudadano portugués se atreve a dudarlo.
Si Galicia hubiera caido bajo poder de Lisboa en el siglo XV o en el XVIII (dos momentos en los que Portugal se nos quiso anexionar, tan pacíficos ellos), también seríamos parte de esa Nación. Galicia como tal ya no existiría, sería la Regiao Norte de Portugal. Santiago de Compostela no sería capital de Galicia, apenas una pequeña ciudad de provincias más, capital de uno de los varios distritos en los que estaría dividida la región. La lengua gallega (no digamos ya la española) sencillamente no existiría, aplastada por la portuguesa desde hace siglos. La Autonomía política o económica... ni flores, la Naçao no se divide. Si alguien quisiera inversiones, a llorar a Lisboa.
Galicia sería un recuerdo lejano, apenas una antigualla, una curiosidad enciclopédica. Ese hubiera sido nuestro destino de no haber formado parte de la malvada y centralista España.
Luego querrán dar lecciones de respeto a las diferencias culturales, desde un Estado centralista y monolítico en el que Portugal es Lisboa, y el resto paisaje.
No amigos, lecciones ni una.