Segunda Parte;
Felipe II puso al frente de la expedición al duque de Medinasidonia, un gran señor andaluz «ayuno de las cosas de la mar y de la guerra», en frase del historiador marqués de Lozoya. Con su descalabro permitió la consagración de Inglaterra como reina de los mares, la recuperación francesa en el concierto político europeo, la independencia de los Países Bajos, el triunfo del protestantismo y, como consecuencia de ello, el desarollo del capitalismo en la sociedad europea. Así lo recogen todos los historiadores.
Nuestras derrotas por Europa motivaron la repatriación de tropas,como también sucedió a medida que se independizaban las distintas naciones de Hispanoamérica, con Cuba y Filipinas cuando cambiábamos de siglo. Nos encontramos en la metrópoli con un ejército excesivo en número, con unos escalafones recargados, con una oficialidad inquieta y aburrida en las salas de banderas.
Y siempre, la menos considerada, la Armada. Se hizo el ridículo en El Callao y nos conformamos con explotar patrióticamente aquellas palabras atribuidas al almirante Méndez Núñez ««Más vale honra sin barcos que barcos sin honra»». Una frase tan bonita como esclarecedora de la inconsistencia de nuestra flota.
Tras Cuba y Filipinas, España encontró una salida para el grueso de su ejército: la campaña africana. Allá se fueron nustros militares, a la búsqueda de una gloria que les permitiera, a su vez, ascender por méritos de guerra, ya que al ser tan abultado el escalafón, jefes y oficiales se eternizaban en cada empleo.
Pacificado Marruecos, mantuvimos grandes contingentes militares en el Protectorado. El Alzamiento dio nuevos bríos al ejército, mientras que la marina siguió en precario. Más todavía si se tiene en cuenta que gran parte de la flota permaneció fiel al gobierno republicano. Sufrimos tres años de guerra, una posguerra en alerta permanente ( la conflagración mundial nos cercaba ), una contribución a la causa nazi ( la División Azul ) y, posteriormente, unas operaciones en los Pirineos para combatir la descabellada aventura del maquis.